Los esfuerzos de las Naciones Unidas en
apoyo de la Mujer, la Paz y la Seguridad cuando se cumplen 14 años de la
adopción de la resolución 1325 sobre este tema son muchos y muy constantes. El mismo, es coordinado y
ejecutado a partir del año 2000 por todas las organizaciones internacionales. especialmente la UE, la OTAN y la OSCE.
En esta resolución se subraya además la importancia de que las mujeres participen en pie de igualdad e intervengan plenamente en la prevención y solución de los conflictos, la consolidación y el mantenimiento de la paz. También insta a los Estados Miembros a que garanticen la participación de la mujer en pie de igualdad y la plena participación en todos los esfuerzos para mantener y promover la paz y la seguridad e insta a todos los agentes a que aumenten la representación de la mujer e incorporen una perspectiva de género en todas las esferas de la consolidación de la paz. Como complemento de su resolución 1325 (2000), el Consejo de Seguridad aprobó las resoluciones: 1820 (2008), 1888 (2008), 1889 (2009), 1960 (2010), 2106 (2013) y 2122 (2013).
La resolución 1889 (2009), exhorta a seguir ampliando la participación de la mujer en los procesos de paz y a elaborar un conjunto de indicadores para vigilar la aplicación de la resolución.
Colectivamente
las resoluciones de las Naciones Unidas sobre Mujer, Paz y Seguridad proporcionan
al mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas con un marco novedoso para la
aplicación y el seguimiento de la agenda relativa a esta cuestión. Así, las bases para la labor en materia de
género y mantenimiento de la paz del Departamento de Operaciones de
Mantenimiento de la Paz están sentadas en la resolución 1325 (2000) del Consejo
de Seguridad. Esta es la primera resolución del Consejo en que se trató el
efecto devastador, desproporcionado y singular de los conflictos armados en las
mujeres.
En esta resolución se subraya además la importancia de que las mujeres participen en pie de igualdad e intervengan plenamente en la prevención y solución de los conflictos, la consolidación y el mantenimiento de la paz. También insta a los Estados Miembros a que garanticen la participación de la mujer en pie de igualdad y la plena participación en todos los esfuerzos para mantener y promover la paz y la seguridad e insta a todos los agentes a que aumenten la representación de la mujer e incorporen una perspectiva de género en todas las esferas de la consolidación de la paz. Como complemento de su resolución 1325 (2000), el Consejo de Seguridad aprobó las resoluciones: 1820 (2008), 1888 (2008), 1889 (2009), 1960 (2010), 2106 (2013) y 2122 (2013).
La resolución 1889 (2009), exhorta a seguir ampliando la participación de la mujer en los procesos de paz y a elaborar un conjunto de indicadores para vigilar la aplicación de la resolución.
En el
año 2000 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobaba la resolución
1325 con el fin de hacer hincapié en la necesidad de integrar la perspectiva de
género en materia de seguridad internacional.
Esta resolución y el resto que la desarrollan o complementan se
estructuran en dos ámbitos. Por una parte, constata la situación específica que
sufren las mujeres en los países en conflicto dejando patente que en las
últimas décadas son objeto directo de violencia estructurada y existe una
necesidad especial de protegerlas. Por
otra parte, la resolución desarrolla el aspecto de incorporar a más mujeres en
los puestos de decisión en cuestiones de paz y seguridad, misiones en el
terreno, etc. Esta segunda faceta ha
conseguido el desarrollo de un instrumento clave desde el punto de vista
operativo, como es la asesoría de género. El asesor de género en operaciones se
ha convertido así en un componente esencial en la composición, funcionamiento y
organización de las Fuerzas Armadas y por añadido de las operaciones en el
terreno.
La
resolución 1325 y las resoluciones posteriores sobre esta materia de Mujer, Paz
y Seguridad suponen un cambio esencial en la concepción de la seguridad
internacional al establecer un vínculo entre mujer, paz y seguridad que hasta
entonces no se había establecido en el papel. Pese a las declaraciones y compromisos
adoptados por el Consejo de Seguridad, la puesta en práctica de las provisiones
establecidas está siendo esporádica y lenta.
Es verdad que sobre la influencia que están teniendo las resoluciones de
las Naciones Unidas sobre Mujer, Paz y Seguridad, las apreciaciones son variadas.
Las más optimistas, entre las que me encontraba yo en el año 2000, destacábamos
las expectativas que teníamos y el interés que suscitaba en la sociedad civil y
también en algunos gobiernos. Al cumplirse
los cinco años de su aprobación, el Embajador Anwarul K. Chowdhury, que en su
día tuvo un papel importante en la aprobación de la resolución 1325, señalaba
seis áreas en las que había habido un progreso reconocible:
1. En poner en valor la importancia
de la perspectiva de género en el trabajo de apoyo a la paz
2. En el desarrollo de planes de
trabajo y acción de género, al abordar asuntos humanitarios y de desarme
3. En una formación sensible a la cuestión de
género y el despliegue de asesores de género
4. En la prevención y respuesta a
la violencia contra las mujeres
5. En el trabajo sobre ciertos
códigos de conducta, incluido el acoso sexual
6. En el apoyo a una mayor
participación de las mujeres en la reconstrucción y la gobernabilidad post conflicto
La
realidad es que 14 años después, estas áreas son las mismas que se pueden poner
en valor y todavía queda mucho camino por recorrer para avanzar en estas
cuestiones. Las mujeres siguen siendo víctimas de abusos y violencia en los
conflictos y de forma dramática, y los perpetradores de los mismos siguen
impunes. Por otra parte, las mujeres
siguen siendo deficitarias en los puestos de decisión y mediación en los
procesos de paz. Los asesores de género
forman parte de casi todas las Misiones de Paz de las Naciones Unidas, la UE,
la OSCE, la OTAN, pero en niveles altos de negociación y mediación las mujeres
siguen siendo la excepción.
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